lunes, 20 de febrero de 2012

Una Navidad en el Polo Norte (Montaje 2010)


Es un montaje colorido al estilo de musical infantil donde el taller de la Gran Fábrica de Juguetes del Polo Norte será el entorno que recreará una serie de situaciones jocosas entre siete alegres y laboriosos gnomos (Balaki, Alina, Sirov, Miely, Lili, Pupetry, Selmar) y el divertido y aprovechado Señor Santa Claus.

La obra comienza en medio de la angustia que tiene el Señor Chanta Cloch porque los gomos trabajadores del taller no han terminado los mil y tantos juguetes que éste deberá entregar al día siguiente, cuando ya será Nochebuena en todo el mundo y miles de niños podrían quedarse sin su regalo.

Progresivamente los gnomos promoverán una protesta, a raíz de los abusos tomados por parte del Señor Chanta Cloch y en medio de coreografías, risas, magia y muchos efectos especiales le darán una lección de vida a él y un mensaje a todos los niños y público en general de que todo trabajo honrado, debe ser respetado y reconocido y que todos tenemos los mismo derechos y debe imperar la igualdad y no las diferencias ni los menosprecios por estratos sociales.

Diseño de Vestuario: Idelson Sojo
Realización de Vestuario: Yaneth Rodríguez
Diseño de Escenografía y Concepto: Idelson Sojo
Realización de Utilería: Sentimiento Escénico R.L.                      
Diseño de Iluminación: Dionys Fuentes   
DISEÑO GRÁFICO: Isaac D´ Lima
Fotografía: Jilehny González
Selección Musical: Idelson Sojo
CoreografíaS: Luis González
Dirección Técnica: Dionys Fuentes   
Asistentes de Escena: Julio Cesar Marcano/ Carlos Yánez
PRENSA/ PROMOCIÓN: Haydeé Machado
Producción Ejecutiva: Henry Peña
Producción General: Idelson Sojo              
Asistencia de Dirección: Yilmar Barrera   
Dirección Artística y Puesta en escena: Idelson Sojo







sábado, 4 de febrero de 2012

http://elespectadorvenezolano.blogspot.com/2010/03/al-maestro-levy-rossell.html


SÁBADO, MARZO 27, 2010

Al maestro Levy Rossell

En los años 60 del siglo XX era “la gran esperanza blanca” del teatro venezolano. Había llegado de Nueva York y tras exhibir su espectáculo musicoteatral Vimazoluleka, en el Aula Magna y el Ateneo de Caracas, se le abrieron todos los caminos para convertirse en el gran director o en el gran pontífice de la escena criolla. Pero no fue así.
Aquel joven no era fácil de manipular o de comprar, tenía ideas propias y además era cultor de lo criollo, tampoco era de roscas ni cofradías. Tenía, y aún mantiene, conceptos personales que no negocia, algo raro en esta compra y venta en que se ha convertido no sólo la cultura venezolana.
Mas de 20 piezas escritas y montadas, cuatro mil actores y actrices a quienes ha capacitado y centenares de representaciones teatrales desde 1961, dentro y fuera de Venezuela, son parte de la cédula artística que ahora, en esta incierta centuria XXI, ostenta con orgullo el teatrero Levy Rossell Daal (Coro, 23 de abril de 1945).
Debutó con su Vimazoluleka - hibrido de teatro y música, escrito a los 16 años- en el viejo Ateneo, a mediados de 1966. Y desde entonces no ha dejado de trabajar profesionalmente con lo que aprendió de maestros como César Rengifo, Nicolás Curiel, Alberto Castillo Arráez, Eduardo Fernández Salomón y Joe Chaiquin.
Levy no se queja, pero cuando puede exclama:"He pasado unos años difíciles, porque se hacen festivales y nunca me invitan, hay proyectos enormes y con buenos prepuestos y nunca me llaman. Lo que he podido hacer ha sido con el apoyo de la gente que siempre ha creído en mí y en mis iniciativas. Pero no ha sido fácil, desde que fui presidente de Fundarte hasta estos momentos. Arte de Venezuela, mi institución cultural, todavía existe, pero no tiene subsidio ni ningún tipo de apoyo oficial, aunque eso viene desde hace mucho tiempo. Yo ni siquiera he podido recibir la pensión del IVSS”.
Él admite que su camino artístico ha sido largo y con trampas que incluso lo arrinconaron y hasta lo maltrataron. Aguantó con dignidad y ahora no le debe nada a nadie y está en paz con su conciencia. Él todavía es una gran carta para el desarrollo del teatro criollo, si le dan los apoyos necesarios, porque ganas de trabajar tiene, pero sin trigo o sin maíz no se pueden hacer ni panes ni arepas.
Al parecer, las semillas que como autor, actor, director y docente ha sembrado en todos los confines de Venezuela durante las ultimas cuatro décadas comienzan a dar frutos o al menos reconocimientos que aunque no llenan el estomago si alimentan, y bastante, al espíritu. Y por eso que, en la sala de conciertos de Unearte, la agrupación Sentimiento Escénico ha remontado su pieza Caracas...¡Urgente!, un espectáculo que no supera los 75 minutos, sobre un grupo de jóvenes, entre quienes no ha habido más relación que una presentación y un hola, se encuentran en el vacío de una matriz, donde al despertar comenzaran a desenvolverse con mucha ingenuidad, una exteriorización de sentimientos y motivaciones profundas hacia una realidad implacable y coincidente con cualquier tiempo y lugar.
Caracas...!Urgente! fue estrenada en 1972 con jóvenes como Guillermo y Marialena Dávila, Arístides Aguiar, Perla Vonacek, Carlos Mata y hasta el mismo Levy. Era un obra premonitoria sobre los cambios que sufriría la sociedad venezolana, los cuales ahora son correctamente subrayados por los interpretes Eliécer Mantilla, Andreina Suárez, Saymond Jonat, Alfonzo Lamus, Julio César Marcado, Yesenia Quintero, Rusbeth Ordóñez y Yilmar Barrera, contando además con la égida musical de Jomar Daboin Ruiz y Carlos Cacique, bajo la dirección general de Idelson Sojo. ¡Un homenaje al maestro con mucho cariño!

http://bitacoracritica.blogspot.com/2010/04/notas-rezagadas-v.html


domingo 11 de abril de 2010

NOTAS REZAGADAS (V)

CARACAS...¡URGENTE! En esta sociedad, en esto espacio y tiempo, bajo los cambios sociológicos, culturales, ideológicos, políticos, económicos, tecnológicos, comunicacionales e históricos por solo señalar algo que toca e impacta al ciudadano de a píe en nuestra polis caraqueña de un marzo en el albor del s. XXI, parece que nuestra juventud no tuviese formas y maneras (en lo teatral) se expresar pareceres, posturas, ideas, sentimientos, anhelos, firmezas, oposiciones, decisiones y cauces para hacer expresivo / significativo su sino de crecimiento / evolución como ser, como ciudadano, como el cambio de lo joven a lo maduro, de hacerse sentir con frescura pero con crítica asertiva sobre lo que enmarca a la conciencia del ser venezolano. Quizás no sea así y está dándose desde otra clase de forma o manera. Posiblemente, lo que era eje de expresión o grito existencial en pasadas décadas, ahora esté siendo canalizado con otro estilo, otra grafía expresiva que desde la música a la poesía, del acto grafitero que marca las fachadas con sus rarezas simbólicas a términos de una cultura underground cuya codificación exterior la veamos socarrona, estridente, despojada de ingenuidad y hasta, agresiva. Los tiempos han cambiado. Las generaciones sienten que esto es útil para decir unas cosas, otras cosas, ya no tienen la densidad para colocar el acento de su grito y su parecer ante el oído del que rige los destinos del sistema. Lo cierto en todo caso que vimos pasar desde las juventudes revolucionarías de los sesenta a la generación “boba”, de la juventud “yuppie” a ascendente y puntual signo de la generación globalizada. Unas y otras, colocan su acelerador vital y existencial formándose, creando, viviendo, soñando, pulsando en el mejor de los casos o, viendo pasar el toro de la vida desde la acera de enfrente, un tanto alienados, algunas veces esquivos de posturas y más de la veces, indiferentes porque “¡eso!, psss..., no es conmigo”. Estamos en 2010 y ello debe decir o expresar algo dentro de las ruinas de la postmodernidad y la apertura de alguna nuevo istmo “neo” para la creación de la juventud que le toca formular su inquietud en este arranque de milenio sea bien a través del culto a la imagen, del empleo del signo, de la resematización de lo que significa para el / ella la historia, de los medios y tecnologías que están a su disposición, de la compresión y concientización de que esto que me afecta, pudo ser parecido, equivalente, semejante a lo que en otro momento, circunstancia o tiempo, afectó a mis padres, abuelos, en fin, a la sociedad que los veía crecer y asumir sus particulares posturas. Incluso, en estos tiempos donde lo tecnológico parece abrumarnos, donde la cantidad de información es tan vasta y el universo de entendidos parece rezumar cierto caos, la juventud parece todavía exhalar el hálito de inquirirse ¿Quién soy? ¿Cómo me perciben? ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Hacia donde debo dirigirme? ¿Cómo debo manifestarme?, y un sin fin de ansiosas preguntas que solo con el crecer, con el irse enpoderando de espacios de decisión, de asumir con control personal y perspicaz entereza de valores (éticos, morales y espirituales) coloquen sin tiento, parte de las respuestas; ellos no ignoran que detrás, otra generación empuja con más fuerza y sin no son capaces de saberse sentir, pues lo más probable es que, quienes vienen detrás, si lo hagan. Hace ya casi cuarenta años, en la famosa década de los sesenta, un joven hombre de teatro llamado Levy Rossel Daal, entendió que tenía que subirse los pantalones y desde las trincheras de la creación teatral, forjaría esas posibles respuestas. Dentro de un teatro de experimentación, en tiempos donde los altibajos de lo socio político interno del país hacia pulso con los ecos de lo histórico mundial, su voz como autor / director supo calar con dinamismo y abrir una senda. Desde su comedia musical, Vimazoluleka (estrenada por su autor y director con elGrupo Bohemio en 1966) que, en palabras de Carmen Mannarino “logró[ser] el espectáculo experimental más prolongadamente sonado (…)” de aquellos años. Levy, el hombre, el artista, el dramaturgo, el director, un hombre cabal, sencillo, jovial, pertinaz, vaso comunicante intergeneracional, ha calado con altas y bajas en el panorama teatral venezolano. Ocupado importantes puestos directivos, con una dilatado espectro de piezas teatrales que si bien buena parte han sido editadas / escenificadas aun tienen mucho que decir al joven de este tiempo si las sabe leer, re contextualizar y orientar hacia públicos que, no por la novedad de sus tramas, asuntos o temas sino porque aun tienen ese verdor de expresar cosas, de afirmar sentimientos y explorar meandros de “protesta” que son una mina para quienes anda por ahí, atrapados entre las lagañas de no saber que llevar a escena y mediar entre lo que están aprendiendo, asimilando y/o experimentando desde el campo formativo teatral hasta lo intrínsecamente audaz como para afirmarse con autenticidad y empuje. Del amplio abanico dramático, un colectivo emergente como el Grupo Actoral Sentimiento Escénico bajo la batuta de Idelson Sojo, asumió con bastante desparpajo, buena onda escénica y eficaz sintonía con el autor, el reto de escenificar una de sus piezas: Caracas… ¡Urgente! (pieza estrenada, primero, en la ciudad de Coro con el nombre de “Coro… ¡Urgente!; viajaría luego a la ciudad de Maracaibo y tendría el título de Maracaibo… ¡Urgente!) Sobre aspectos que giran sobre ella nos encontramos con el prólogo suscrito por Roselia Castro Uzcátegui para el libro Levy Rossell Daal, El Gran Libro del Teatro Rosselliano que afirma que esta obra “es mimética. Una obra adaptable a cualquier ciudad del país, o a otros países, porque el mensaje es coincidente en todas partes“Ayer sentí miedo de salir a la calle –dice uno de los personajes- Allá afuera pulula la gente. ¿Y cuánta gente está conmigo y realmente lo está? ¿Con cuánta gente estoy y realmente lo estoy?”. Cierto, aún son preguntas tan válidas ayer (1966) como ahora en 2010. Incluso el mismo prólogo de la pieza de Rossell nos dice: “Mañana pronunciaré mi nombre veinte veces Cada vez más fuerte para saber si aún estoy aquí…”; y he aquí cuando un texto / autor se le puede aplicar que concitó un acercamiento al imaginario o al sentir de una sociedad que, en voz de un (varios) personaje (s), interroga (n) a su tiempo, inquiere con sus angustias, otea el horizonte y asume críticamente, una postura de señalamiento. El que Idelson Sojo haya tomado este texto y su decisión de llevarlo a escena en la Sala de Conciertos de la Unearte (antiguo Ateneo de Caracas) es parte de un cruce de dos mentalidades que buscan expresar su angustia, su desazón, su pulsar en lo cotidiano y desde ahí, hacer con lo artístico no una escusa evasiva, no una floritura de grupo novel que arranca, no un tiro al aire, no una escusa para que “¡espero que me vean!” y más nada; creo que hay comunión de cosas que sin ser extremosamente ingenuos, cada uno (Rossell / Sojo) en sus tiempos de vida y de estar en sus correspondientes espacios como ser sociales, interrogan desde la escena a la vida, a la realidad, a la sociedad. Hay pocos estudios sobre el impacto de la obra rosselliana a mediados de los años sesenta y lo que fue parte de los setenta. Un autor / investigador como Rubén Monasterios calzó las propuestas de Levy, dentro del marbete de marginal (inflexión mía) del “teatro lúdrico”, en una época cuando lo experimental de autores y directores, buscaban (tomo solo inaparte de su exposición) “la acción dramática es lúdrica; el acto dramático es como un juego y no un hacer algo concreto y con un fin utilitario; los juegos son a medias infantiloides, a medias eróticos, a medias malvadas. El juego tiene un carácter mucho más fundamental, esencial, y estructural que en las obras de Pinter, Osborne o Albee, donde lo circunstancial o accidentalmente interpelado en la acción dramática (…)”. La poesía y el juego, la crítica y la búsqueda de respuestas, los claros oscuros de lo existencial, la capacidad de romper con los moldes, la inquietud y cierto acento simbólico, parecen ser filones que Caracas…¡Urgente!, le insufló a Sojo desde la obra de Rossell para asumir el compromiso, la expresa necesidad de irrumpir con algo con tensión y sabrosura, le ganase la atención al espectador y fijase por algo más de hora y media, sus ojos en lo que un grupo de desenfadados actores y actrices mostraron sin rubor en las tablas. Sojo con su equipo actoral conformado por Eliécer Mantilla, Alfonzo Lamus, Andreina Suárez, Saymond Jonat, Julio César Marcano, Yesenia Quintero, Rusbeth Ordóñez, Yilmar Barrera y Oriana Dávila asumieron con colocada tilde histriónica, preparación técnica del recurso del cuerpo, la voz y la gestual, con perspicaz sentido de los espacial, percepción lúdica con la platea y el valor de la confianza en su hacer, una –reitero- sabrosa escenificación de la esta pieza que si la miramos bien, no es teatro experimental experimental por el empleo de mayas, cantos y bailes, por la sensación de atmósfera sesentona que está entre medio come flor, medio zanahoria y medio rebelde –que pudo re sintonizarse en lo contemporáneo actual social de este tiempo / momento con un vestuario más distintivo, con bailes y música que lo juventud mastica producto del impacto mediático y ¿Por qué no?, hasta de insuflar la puesta con acento subjetivo objetivo de ese decir (idiolecto) que el joven de estos años asume como expresión comunicativa. Sabemos que la docta presencia delLevy fungió como asesor y custodio de su obra, pero ¿Fue el respeto al autor?, ¿El celo del dramaturgo a que no se le diese otro giro?, ¿La autoridad del afamado que hizo el joven Sojo no fuese más allá de los parámetros que imponía acotaciones y didascalias o de una rectoría de puesta que dijese al espectador “me gustaría que estuviese en esos años y no en estos”? Más allá de mi parecer u opinión, lo cierto fue que elGrupo Teatral Sentimiento Escénico concretó un espectáculo eficaz, alegre y supo llegar a la platea y ganarse la empatía / sintonía de quienes lo confrontaron. Un reconocimiento adicional se extiende a Carlos Casique (teclado), José Izea (Guitarra y Carlos Liendo (batería). Al apoyo a la dirección artística de la Unearte por darle espacio a este colectivo en su necesidad de contar con un ambiente académico y joven para mostrar estos esfuerzos y todo el equipo humano y técnico que desde el diseño de programa de mano hasta la presencia en sala de muchos otros que aportaron su grano de arena, hicieron plausible este montaje. Mi síntesis es por la apuesta a que en estos diez años que han de iniciarse hasta el 2010, la emergencia de nombres como: Morris Merentes, Darío Soto, Juan Carlos Souki, Jorge Cogollo, Frank Wiese, Javier De Vita, Luís Alfredo Ramírez,.Gleison Medina, Henry Zambrano, Juan Carlos Gómez, Néstor Hernández, Jaime Feliu y del mismo Idelson Sojo entre otros tantos, conformen la camada de directores que dará la puntilla final al apolillado Centro de Directores para el ¿Nuevo Teatro?, que solo es fachada de intención y no cantera de acción para la necesaria y requerida oxigenación del teatro de los años que están por venir. Por ahora, les veremos crecer, evolucionar, decir, desaparecer y hasta sobrevivir, pero así es la cadena darwiniana: “¡la sobrevivencia del más apto!” en este medio tan denso como lo es el teatro venezolano.

sábado, 21 de enero de 2012

Montaje "Caracas... URGENTE" (2009,2010)

La obra lleva por nombre original Caracas… ¡Urgente!, es un espectáculo    músico-teatral, juvenil, para todo público; que busca plantear constantemente muchas interrogantes acerca de la propia existencia, en medio de un sinfín de emociones, conjugando la danza, el cuerpo y el movimiento. Caracas… ¡Urgente! fue estrenada en 1972 con jóvenes actores como Guillermo y Marielena Dávila, Arístides Aguiar, Perla Vonaceck, Carlos Mata y hasta el mismo Levy Rossell. Era una obra  premonitoria sobre los cambios que sufriría la sociedad venezolana.
Siete jóvenes: Nerio, Violeta, Metatron, Apolo, Mónica, Sara y Bárbara entre quienes no ha habido más relación que una presentación y un hola, se encontrarán sumergidos en un vientre, donde al despertar, comenzarán a desenvolver con mucha ingenuidad una exteriorización de sentimientos y motivaciones profundas hacia una realidad implacable y coincidente en cualquier tiempo y lugar.

Yesenia Quintero









Simón Márquez













Andreina Suárez





































Julio Cesar Marcano




Rusbeth Ordóñez






Yilmar Barrera






Eliécer Mantilla

En esta versión de Idelson Sojo, (como lo reseña Edgar Moreno Uribe) encontraremos unas actuaciones correctamente subrayadas por los intérpretes Eliecer Mantilla, Andreina Suárez, Simón Márquez, Julio Cesar Marcano, Yesenia Quintero, Rusbeth Ordóñez y Yilmar Barrera… ¡Un espectáculo que llama a la reflexión y al sano entretenimiento!
Fotos Cortesía de: José Gregorio Álvarez